DISCURSO DESPEDIDA 4º MEDIO 2008.
Queridos alumnos, estimados apoderados y amigos presentes; respetados colegas.
Anunciamos hoy el comienzo del fin, el ocaso de innumerables días de transitar cercano. Mucho se puede expresar en estas ocasiones y mucho que no. Hay tanto que permanecerá en el silencio de sus rostros, ahora atentos.
El tiempo ha pasado y no en vano. Más consejos ¿para qué? Lo pasado no volverá y el presente ¿qué es?; se deshace fugazmente, con delicia o fatalidad, al intentar coger la frágil hebra del futuro que hemos soñado, de la vida que deseamos.
Me declaro inhabilitado, para decir que soy un veterano en el afanoso empeño de respirar a diario. Tampoco soy un neófito; por ello, me atrevo a anunciarles que pronto conocerán de qué están hechos.
Encarnarán certezas o serán un manojo de vacilaciones. Serán adultos dejando de ser niño o serán niños jugando a ser adultos. No sé lo que serán, de lo que estoy seguro, es que serán. Y serán lo que deseen o lo que otros les dejen ser, aún así, no pierdan el paso firme, la vista clara y en alto; y jamás, jamás abandonen el vigor de esta juventud, porque así darán sus mejores batallas ante los arrebatos de la vida.
Dejen que Dios, mi Dios, toque sus vidas, y más aún, que la conduzca.
Aquí se acaba el discurso… y sigue la vida. Seguirá este Hogar Estudiantil, seguirán otros bajo la mirada atenta de nosotros. Seguirán ustedes el camino propio, en pos de los anhelados frutos que brinde el esfuerzo de estos años de estudio.
Muchachos: me despido con un abrazo fraterno, casi como un padre que ve partir a sus hijos. Que les vaya bien… y si Jesucristo se les cruza en el camino, síganlo a él.
Muchas Gracias,
Mario Carrasco Torres.
Director H.E.M. Temuco.
Octubre 29 de 2008.
viernes, 7 de noviembre de 2008
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